-AGRIDULCE: –EL CASO DE LA CORRUPCIÓN GROTESCA DE LA VIUDA NEGRA, CONDUCE A LUIS VIDEGARAY Y PEÑA NIETO.
– EVIDENTE PACTO DE IMPUNIDAD PEÑA NIETO-AMLO.
AGRIDULCE. EXPRESIONES Y MÁS.
Por el Mtro. José A. ORDÓÑEZ González.
Los periodistas MÓNICA GONZÁLEZ ISLAS, ZEDRYK RAZIEL, MANU URESTE Y ARTURO ÁNGEL son los autores del libro “El caso Viuda Negra”.
En dicha obra, los autores narran hechos verídicos relacionados con la investigación que realizaron en torno a la grotesca corrupción que imperó en el sexenio de Peña Nieto, con la evidente intervención de este y de su secretario consentido LUIS VIDEGARAY.
“El caso Viuda Negra”, contiene una rigurosa investigación periodística narrada a modo de thriller policiaco, dedica sus páginas a explorar los secretos detrás del asesinato de Isaac Gamboa Lozano, colaborador cercano de LUIS VIDEGARAY en la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, ocurrido apenas en mayo de 2020.
Cabe destacar, de acuerdo a esas investigaciones periodísticas que, detrás del homicidio se esconde una trama política mucho más compleja que conecta con “LA OPERACIÓN ZAFIRO”, uno de los casos de corrupción más relevantes del sexenio de PEÑA NIETO.
Sin lugar a dudas que con pleno conocimiento de Peña Nieto y de Luis Videgaray, se permitió una enorme red de empresas fantasma con la que se lavaron alrededor de 5.800 millones de pesos, dinero que, en parte, fue a parar a los bolsillos del propio Isaac Gamboa Lozano y de su esposa, Bethzabee Brito. La otra, a financiar campañas políticas del PRI, mediante un esquema para saquear las finanzas públicas.
En esa trama, resulta relevante el testimonio de Jazmín, una mujer que presuntamente participó en el operativo diseñado para privar de la vida a Gamboa Lozano y varios familiares, señala como autora intelectual de la masacre a Brito, para poder huir con su amante y de esa forma deshacerse de su esposo.
Con todos esos datos de prueba derivados de la investigación, la Fiscalía de Morelos sostiene la misma hipótesis respecto a que Bethzabee Brito fue la que planeó el asesinato de ISAAC GAMBOA LOZANO, el cual perpetró en complicidad con su amante, quien fungía como escolta de su extinto esposo.
También existen varias otras hipótesis: en el caso que Gamboa no fuera la cabeza de esta red de corrupción grotesca, pudieron haber sido otras personas quienes ordenaron la masacre y también quienes fabricaron la teoría del asesinato pasional.
Las preguntas que quedan pendientes de resolver son:
¿Quién ordenó la muerte de Isaac Gamboa Lozano, funcionario clave de la Secretaría de Hacienda durante el Gobierno de Peña Nieto?
¿A quién le convenía tanto su silencio?
¿Se trató de un crimen pasional o de uno político?
En la historia que los autores narran en el libro, podrán localizar escenas de película, como la siguiente:
-“¡Al piso! ¡Tírense todos al piso!, ordenó uno de los agresores tan pronto accedieron a la casa. Cuatro hombres entraron al fraccionamiento a plena luz del día. No forzaron cerraduras ni amenazaron a nadie. Solo entraron. Sacaron pistolas. Y empezaron a matar. El primero en caer fue Isaac Gamboa Lozano”.
Al final, la investigación es mucho más que el recuento de asesinatos, relaciones amorosas, complicidades, corruptelas, injusticias e impunidades.
Nos muestra una radiografía que, desde lo local, exhibe la podredumbre de un sistema que se protege y reproduce, que hace todo para no morir. Incluido ordenar la muerte de quienes les estorban.
Sin duda que el homicidio cobarde de Gamboa y de varios de sus familiares, es la punta del iceberg, un nuevo relato periodístico sobre cómo se teje la corrupción en nuestro país y como se propaga la impunidad.
La obra resalta la podredumbre de un sistema perfectamente engranado y cuidadosamente protegido por la impunidad.
“Unos sujetos armados ingresan a una residencia cerca de Cuernavaca, en un barrio acomodado y, a plena luz de día, como si trajeran una lista de supermercado, seleccionan qué personas asesinar. Eligen a cinco de ellas; iban directo contra Isaac Gamboa y se siguen contra sus dos hermanos; a todos los asesinan ahí y se van. A sangre fría; con una frialdad tremenda”.
Arturo Ángel, uno de los autores del libro refiere que si bien el cargo público de Isaac Gamboa era de bajo perfil, su importancia era fundamental. Su firma valía cientos de millones. Era un personaje clave en un entramado de desvíos de recursos públicos; su nombre ya había salido en investigaciones periodísticas que documentaban la Operación Zafiro donde, a través de dinero de Hacienda, bajaba dinero a Estados gobernados por el PRI, bajo un fondo a cargo de Gamboa, y ese dinero se desviaba a empresas fantasmas, para variar, con fines electorales.
Es menester recordar que en la llamada “Operación Zafiro”, se desviaron fondos públicos de Chihuahua, Sonora, Colima, Durango, Estado de México, Morelos y de Milpa Alta, en la Ciudad de México, para el financiamiento de campañas electorales priistas. En la trama se utilizaron 12 empresas fantasma que estaban blindadas o protegidas por el Servicio de Administración Tributaria. Con esta operación lograron desviar al menos 650 millones de pesos.
Bethzabee Brito, la que fuera esposa de Gamboa Lozano, aparece al centro de esta maraña, dedicada a extraer recursos públicos en cantidades exorbitantes; mientras su marido, como director de la Unidad de Política y Control Presupuestario de la Secretaría de Hacienda, se encargaba de falsear convenios, inventar contratos y extorsionar autoridades para exprimir recursos.
Lo insólito del caso es que ambos personajes, eran ricos, poseían múltiples propiedades; algunas en barrios exclusivos.
La pareja tenía 18 casas, una riqueza que no corresponde al perfil de un funcionario público.
En ese andamiaje corruptor, tres empresas fantasmas, enviaban dinero no solo a Gamboa, sino a su esposa. Además, había operaciones inmobiliarias.
Al inicio, los investigadores pensaron que se trataba de 60 millones de pesos desviados y llegaron a encontrar más de 5,800 millones de pesos. Una enorme red de lavado de dinero.
Utilizaban para ello a prestanombres que vivían en una unidad habitacional de Tlalnepantla que claramente no tenían el perfil socioeconómico de una empresa que mueve miles de millones de pesos.
En nuestro país, se sabe y conoce que el PRI desvía dinero; no es ningún secreto. “La Operación Zafiro” vino a documentar cómo operaba la maquinaria de corrupción y le puso cifras exorbitantes a la idea que convive desde hace años entre los ciudadanos mexicanos.
Resulta por demás evidente que el caso de la Viuda Negra, refiere la magnitud de ese mecanismo que cobró dimensiones obscenas y grotescas de corrupción en el sexenio de Enrique Peña Nieto, donde uno de los protagonistas, además del propio presidente, es Luis Videgaray.
A Luis Videgaray se le ha señalado, a lo largo de este sexenio, como la persona que movía los hilos y ordenaba las entregas de millonarias cantidades de dinero que desde luego eran desviadas del erario publico de la federación.
Basta recordar como el propio ex director de Pemex, Emilio Lozoya lo ha señalado varias veces. En su momento, la Fiscalía intentó acusarlo ante un juez de desvíos y hasta de traición a la patria.
En los casos emblemáticos de la corrupción del sexenio de Peña Nieto, como el de Odebrecht y de la Estafa Maestra y los grandes desvíos de dinero del gobierno de Veracruz de Javier Duarte, siempre ha salido el nombre de Luis Videragay.
Este cúmulo de irregularidades y corruptelas no pudieron ocurrir sin que Videgaray y Peña Nieto tuvieran conocimiento. Quieren hacernos creer a los mexicanos que ambos eran unas personas extremadamente incompetentes o que no sabía lo que sucedía, pecando de negligencia criminal.
En ese sentido, se debe analizar que el asesinato de un colaborador tan cercano, más allá de quién lo haya matado y por qué, hace que se pierda una ficha clave en el entramado. Un testigo colaborador fundamental. Pero, se puede seguir investigando: su esposa y su familia pueden aportar información muy valiosa al caso.
Cada vez conocemos mejor la red de corrupción que encabezaba Peña Nieto, ejemplos sobran como la Casa Blanca que curiosamente fuera recientemente por la Fiscalía General de la Republica en el gobierno del no pasa nada, de los pactos en lo obscurito; tenemos ademas, el caso de la Estafa Maestra, Odebrecht, la Operación Zafiro y, ahora El caso Viuda Negra, muestran cada vez más a detalle, el monumental desfalco al erario federal.
Ante la inacción de la Fiscalía General de la Republica y de todas las instancias que deberían sancionar y castigar a Peña Nieto, Luis Videgaray y a muchos otros, se infiere el Pacto de Impunidad que existe entre el gobierno de la 4T y AMLO con el ex presidente y su séquito de ex funcionarios nefastos y corruptos.
A mis cinco lectores les comento que la señora Bethzabee Brito Álvarez, sigue en prisión. Pasó de una cárcel local a un penal federal.
Lo AGRIDULCE de estos temas de corrupción inconmensurable de políticos mexicanos, es que sin duda existen otros “viudos negros” en el poder.
En este caso, es evidente que más de uno está interesado en el silencio total de Isaac Gamboa y su familia.
Al final, debemos entender que la corrupción no se disculpa ni se perdona; la corrupción se combate y se castiga sino, se convierte en impunidad. ¡HE DICHO ¡