-UN TRIBUTO A MI MADRE.
-SIEMPRE ES BUENO PARA EL ALMA RECORDAR A NUESTROS SERES QUERIDOS.
Junto a mi madre CECILIA GONZÁLEZ (QEPD), cuya vida estuvo llena de sacrificios por sus hijos. Además, con su gran corazón, ayudaba a todo mundo. Sencilla, afable, carismática, altruista, buena esposa, amiga y excelente madre y ser humano.
Su luz brilla en el firmamento, fusionada con la de su esposo, «el Profe Ordóñez».
Los dos forjaron a miles de buenos ciudadanos y seres humanos, como Maestros y como padres.
Mi madre era también la enfermera y casi doctora de todo mi pueblo, acudía al llamado de enfermos y desvalidos. Como buena cristiana se dedicó a ayudar al prójimo siempre.
Le gustaban las reuniones familiares donde ella, iniciaba entonando boleros de antaño con su gran voz. Le seguia mi padre y todos nosotros entonando canciones variadas. Sus amistades y los amigos de nosotros sus hijos y cualquiera que pudiera eran bien recibidos en ese hogar humilde pero lleno de amor y cariño.
Todos en el pueblo conocían a mi madre como Doña Cecilia. Una gran mujer que Dios nos regalo.