-LOS EFECTOS DE LA GUERRA A MEDIANO Y LARGO PLAZO- (RUSIA VS. UCRANIA).
-segunda parte-
AGRIDULCE. Expresiones y más.
Por el Mtro. José A. ORDÓÑEZ González.
Las guerras afectan de forma significativa a la economía de los países, más si se trata de los directamente involucrados; y, al resto de forma indirecta, también sufren sus consecuencias, aunque estas sean menos severas.
Resulta claro que los efectos del conflicto bélico van mucho más allá de las muertes acaecidas en el campo de batalla o del gasto militar empleado para su financiación.
Las guerras causan efectos profundos, y muy persistentes a lo largo del tiempo que pueden llegar a condicionar la existencia de sociedades durante generaciones, como lo que sucedió a los judíos en la segunda guerra mundial.
Otras de los efectos de la guerra, es la reducción de la población y, un porcentaje significativo de los supervivientes presenta problemas de salud que se mantendrán a lo largo de toda su vida, el capital humano se ve seriamente deteriorado, lo que reduce la productividad del trabajo.
Grandes cantidades de capital físico son destruidas, los inmuebles como grandes edificios, residencias, hospitales, escuelas etcétera; los bienes muebles o capital móvil huye del país ante la inseguridad. El medio ambiente se ve seriamente deteriorado, pudiendo llegar a tener lugar verdaderas catástrofes ambientales que reducen significativamente la biodiversidad, con todas las consecuencias que esto trae aparejado.
Esta situación provoca que los factores de producción resulten gravemente perjudicados por el conflicto y, consecuentemente, esto reducirá los niveles de Producto Interno Bruto (PIB).
Por todo ello, resulta evidente que la guerra tiene efectos negativos en la economía.
No obstante, la cuestión no es absoluta de modo que, cada guerra y cada economía tendrán su propia reacción que dependerá en gran medida de la duración del conflicto, el carácter de los gobiernos que surgen tras el mismo, así como de la asistencia internacional.
La estructura productiva también se ve enormemente afectada por la guerra.
Para satisfacer los requerimientos de sus ejércitos, durante el conflicto, la industria se reorienta hacia la actividad bélica, lo que supone un uso ineficiente de los recursos hacia la destrucción, con efectos de una doble pérdida.
La alteración dependerá del sector productivo del que se trate, siendo más afectados los sectores intensivos en capital y la industria de consumo o aquellas cuya demanda deriva de bienes de consumo. Al final de cuentas, los efectos a mediano y largo plazo de las guerras, dependerán de las circunstancias y peculiaridades referidas.
Por lo que toca a las variables monetarias, a pesar de los reducidos estudios existentes respecto a la cuestión, la mayoría coinciden en que los conflictos bélicos tienden a provocar tendencias inflacionistas y depreciación de la moneda. Una de las causas que provocan esta situación es el incremento del gasto público financiado a través de políticas monetarias expansivas.
Durante la guerra se invierten grandes cantidades por parte del sector público para la financiación del gasto militar, alrededor de un 5% del PIB y, una vez finalizada la contienda, son necesarios aún más recursos para financiar la reconstrucción y el impulso de la economía, con lo que la deuda pública tiende a incrementarse considerablemente. Quedan los estados devastados y endeudados con los prestamistas voraces que han predominado a lo largo de la historia de la humanidad.
A nivel político, las guerras alteran el orden económico mundial e incrementan las posibilidades de aplicación de malas políticas al aumentar la corrupción. Lo que ha sucedido en la historia reciente en países árabes, en África y de Centroamérica.
Por otro lado, quedan acreditados claros efectos perjudiciales de la guerra en la reducción de la pobreza y el hambre, la educación primaria, el acceso a agua potable y la reducción de la mortalidad infantil. Los indicadores en estos temas vulnerables se disparan al alza.
Otro de los efectos se observa en el sector exterior que también resulta muy afectado por la guerra. El comercio exterior sufre una reducción considerable del comercio, que puede llegar a caer hasta en más de un 40% en las grandes guerras.
Por último, se presentan efectos devastadores en el tema de migración. La inseguridad que provoca la guerra impulsa a gran parte de la población al desplazamiento hacia otros territorios, lo que genera, a su vez, consecuencias que se extienden hacia países neutrales tanto de carácter negativo, como la extensión de enfermedades infecciosas, como de carácter positivo, con el incremento de la producción y el consumo. Los países que al final acogen a los migrantes, tienen que invertir parte de su presupuesto para apoyar a esos grupos provenientes de los países extranjeros en conflicto.
A mis cuatro lectores les recuerdo que, en la historia de la humanidad, los desacuerdos, conflictos y diferencias entre los pueblos, han ocurrido desde la época del hombre primitivo, para demostrar el poder que unos tienen respecto de otros. Prevalece la ley del más fuerte, como sucede entre los animales.
El tema resulta AGRIDULCE, ya que por el lado que se vea, las guerras representan el lado obscuro del ser humano, lo negativo, lo malo, aquello que no debe ser.
Al final coincido con la frase de VICTOR HUGO que reza: “La paz es la virtud de la civilización, la guerra es su crimen”. Por eso os digo, la paz les dejo, la paz les doy. ¡HE DICHO ¡