-DEBANHI SUSANA ESCOBAR, OTRA MÁS EN LA LISTA DE DESAPARECIDAS.
-CRECE EL NÚMERO DE MUJERES DESAPARECIDAS EN NUEVO LEON.
AGRIDULCE. Expresiones y más.
Por el Mtro. José A. ORDÓÑEZ González.
Ahora está sucediendo en Nuevo León, antes fue en Juárez, Chihuahua y en el Estado de México. Las Desapariciones y asesinato de mujeres crecen en aquel estado del norte del país.
A nadie pareciera importarle, son los familiares quienes realizan por su cuenta las investigaciones y en muchos de los casos quienes localizan las fosas clandestinas que imperan a lo largo y ancho del país, reflejo de la ineficacia, negligencia y muchas veces la complicidad de las autoridades, que provocan el coraje y desprecio de los mexicanos ante la lacerante impunidad que prevalece en México.
Existen en los anfiteatros forenses del país, más de 52 mil cuerpos de victimas de desapariciones y homicidios calificados, sin ser identificados. El peregrinar de las familias que buscan afanosamente y sin descanso a alguno de sus seres queridos, es desdeñado por las autoridades que se niegan a realizar su labor.
Por ello resulta evidente que muchos de los funcionarios están coludidos con grupos del crimen organizado para encubrir sus atrocidades.
Solo en Nuevo León, se ha incrementado sobremanera la desaparición de mujeres y feminicidios en los últimos años.
Ante el alto grado de impunidad, provoca que se repitan estos actos indignos y delictivos, además que se haga cotidiano, sin importarle a nadie, lo que ocurra a las mujeres jóvenes de aquella región.
Son solo los familiares contra el mundo. Logran a través de ayuda de colectivos afines a esa lucha, con amigos y unos cuantos, avanzar en las indagatorias de búsqueda de sus familiares desaparecidos. Hacen el trabajo que por ley deberían realizar las autoridades de Procuración de Justicia.
Y en algunos casos donde el avance que logran las familias en la búsqueda de sus seres queridos es sustancial y, evidencia la complicidad de altos funcionarios con grupos de la delincuencia organizada, reciben amenazas para dejar de hacerlo, llegando al extremo de ser asesinados para frenar el esclarecimiento de los hechos.
Un caso que ejemplifica la inacción y complicidad de las autoridades es el de Marisela Escobedo, a quien le asesinaron a su hija Rubí Marisol Frayre de 16 años.
En 2008, la señora MARISELA ESCOBEDO tuvo que pasar de ser una madre que lloraba la muerte de su hija, Rubí Marisol Frayre, a convertirse en una activista de derechos humanos que buscaba justicia ante la inacción de las autoridades para esclarecer el caso.
Rubí Marisol Frayre, hija de la activista, fue asesinada en agosto de 2008 en Ciudad Juárez. El asesino fue Sergio Rafael Barraza, quien era su pareja.
Barraza se deshizo de los restos de la joven en un tiradero de restos porcinos, donde fueron hallados meses después del crimen.
El asesino Sergio Barraza se declaró culpable. Sin embargo, fue liberado meses después porque la fiscalía de Chihuahua no pudo comprobar el delito.
Fue entonces que Marisela Escobedo inició una serie de protestas para exigir la recaptura del asesino de su hija. Participó en marchas e hizo peticiones a las autoridades. En una ocasión se paseó por las calles de Ciudad Juárez con una foto del asesino de su hija pegado a su cuerpo.
El 8 de diciembre de 2010 inició un plantón frente al palacio de Gobierno de Chihuahua.
El 16 de diciembre de 2010, estando en ese plantón, un desconocido se acercó a Escobedo mientras esta colocaba unos carteles de protesta. Tras intercambiar unas palabras, la mujer empezó a correr. El hombre la alcanzó y la mató con un disparo en la cabeza, antes de huir en un auto que le estaba esperando.
Triste final de una madre que buscaba y exigía justicia por la muerte de su hija. Nunca llegó a ver al asesino de su hija tras las rejas.
En Nuevo León, hace unos días fue confirmado el hallazgo del cuerpo de María Fernanda Contreras Ruiz de 27 años, con señales de violencia, en un domicilio de Apodaca. Había sido reportada como desaparecida desde el 3 de abril.
Se está destapando el tamaño del problema que representa la desaparición de mujeres en Nuevo León.
En la lista más reciente de mujeres jóvenes desaparecidas están: Celeste Tranquilino Hernández, de 16 años; Lizzy Marbella Maradiaga Rivera de 15; Karen Yedid Valencia Hernández de 24; Allison Campos Cervantes de 12; Paulina Guadalupe Solís Pequeño de 16 y Sofía Sauceda Sánchez de 15; Yolanda Martínez Cadena de 28 años; Yolanda González Rivera de 32; Diana Melissa Cárdenas Delgado de 28; Karina Marisol Cruz Rodríguez de 35; Debanhi Susana Escobar Bazaldúa de 18 y Jaqueline Del Río Marfileño de 15 años de edad.
Solo en Nuevo León, entre marzo y abril de este año, se han contabilizado al menos 20 mujeres desaparecidas.
Hasta el 12 de abril había 56 mujeres desaparecidas o no localizadas en el estado; con 21 feminicidios durante el primer trimestre de 2022 y 54 tentativas de este delito.
Sin lugar a dudas lo que requiere Nuevo León, es un diagnóstico de la razón por la cual, la desaparición de mujeres en la entidad se ha vuelto algo tan cotidiano; donde la justicia es la excepción, la regla la impunidad.
Pero la situación que aqueja a Nuevo León es la misma en todo el país. Los primeros 3 años de la presente administración federal acumulan más de 21 mil 500 personas desaparecidas y el 25% son mujeres, especialmente entre 15 y 19 años.
Lo más grave es que el reclamo de las mujeres por la violencia de la que son objeto, siga siendo minimizado por las autoridades.
A mis cinco lectores les digo que, por desgracia, los tres niveles de gobierno son omisos o cómplices de la desaparición de mujeres. Se dedican a buscar pretextos y culpar a otros, en lugar de buscar la justicia que se necesita, la que ahora exigimos todos los mexicanos.
AGRIDULCE resulta observar la inacción de las autoridades y, la desesperación de las familias que buscan a su ser querido, abandonados por quienes se suponen deberían estar investigando para localizar a las víctimas y castigar a los responsables.
Recordemos que la solidaridad con los demás es la ternura de los pueblos. Y sin duda alguna que la empatía es la medicina que necesita la humanidad. ¡HE DICHO ¡